quinta-feira, 20 de agosto de 2009

Las barreras que unen

La dificultad de establecernos límites en nuestras relaciones es seguramente un obstáculo a nuestra felicidad.
Eso acontece hasta en las relaciones conyugales, cuanto más, en las relaciones de amistad.
Sucede con frecuencia en las relaciones de amistad, principalmente cuando estamos afectados, por no delimitar el territorio que deseamos ver respetado por los demás.
Permitimos que las personas penetren en nuestra vida de tal manera, que nos volvemos muy vulnerables.
Nos olvidamos que todas las personas tienen dificultades, y que, imperfectas como nosotros, también yerran.
En las relaciones conyugales, si los límites no son establecidos uno de los dos se someterá, muchas veces por libre voluntad, al dominio y dependencia psicológica del compañero.
En las relaciones de amistad ocurre lo mismo, es preciso establecer límites claros, para después que no acusemos a los demás de traición. La sabiduría popular afirma que: “todo lo que es demasiado hace mal”.
El hecho de gustar de alguien nos debe llevar a preservar esa relación a través del establecimiento de puntos de seguridad, la falta de límites establecidos en cualquier relación, más pronto o más tarde, llevará la relación al deterioro emocional.
Las relaciones afectivas de cualquier naturaleza necesitan ser cuidadas, como joyas preciosas.
Es necesario madurar estos conceptos interiormente, establecer límites no significa que haya falta de confianza de las partes, pero sí, una independencia necesaria y saludable.
Las relaciones más duraderas vencen el tiempo, justamente por el respeto a la individualidad inalienable, derecho de cada ser.
Muchos no consiguen establecer, saludables barreras psicológicas en sus relaciones, con eso tienen su privacidad invadida en los momentos que menos desean, o se vuelven rehenes emocionales voluntariamente.
El matrimonio, por ejemplo, pasa por varias fases, pero la más difícil de ellas es aquella en que la pareja no consigue entrever la individualidad de cada uno como condimento diferente, que se acepto, que irá a contribuir para la madurez y consecuente crecimiento de la relación.
Matrimonio significa, respetar, concordar, casar las diferentes individualidades sin violentarlas.
El tiempo va pasando y felizmente la cultura de que toda pareja tiene un cabecilla, está siendo dejada de lado, pues toda pareja debe tener dos cabezas, cabezas diferentes, para la ecuánime felicidad de los dos.
El tiempo de los holocaustos domésticos está condenado a terminar un día, las mártires del hogar están disminuyendo, está creciendo lo número de personas conscientes, aquellas que tienen el coraje de dialogar, de luchar por su opinión.
Mientas no exista respeto en las relaciones, vendrá un día en que tendremos un mundo, aún más infeliz.

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