terça-feira, 8 de setembro de 2009

El peso en el corazon - Tradução Victor Hugo Torres (México)

Algunas enfermedades que se manifiestan en nuestra constitución orgánica, tiene su origen en los comportamientos emocionales equivocados.
Podemos afirmar con certeza, que la ciencia camina a pasos largos para comprobar esta verdad.
Situaciones mal resueltas en nuestras relaciones afectivas, tiene el poder de ir minando gradualmente nuestro cuerpo.
Podríamos citar en nuestro blog, algunos de esos estados emocionales que contribuyen sobremanera para la instalación de graves patologías. Deseamos traer hacia nuestra reflexión, la dificultad que tenemos en perdonar a nuestros semejantes.
Cuando, nos sentimos afectados en nuestros intereses, sean ellos materiales o afectivos, alimentamos nuestra mente con el combustible de la amargura, del rencor.
Esos combustibles nos llevan a experimentar mentalmente, la desagradable situación de la cual nos juzgamos víctima.
Es un vídeo tape que se repite incesantemente dentro de nuestra cabeza.
La práctica del perdón, antes de ser una expresión religiosa, debe ser medida terapéutica adoptada por nosotros para prevenir las enfermedades del alma, que se volverán enfermedades físicas sino son combatidas. El hombre a lo largo de los siglos, viene adulterando el mensaje cristiano en su beneficio. Las lecciones predicadas por Jesús, el médico de nuestras almas, tienen en su capacidad una receta libertadora, esa receta tiene la propuesta de libertarnos de nosotros mismos, de nuestras dificultades íntimas, de nuestra ignorancia.
Cuando fuimos aconsejados por Él, a perdonar setenta veces siete, recibimos la información preciosa, que la falta de perdón es un atolladero para nuestras almas.
Mientras más alimentemos mentalmente situaciones pretéritas que nos afligieron, más nos ahogaremos en la amargura sin fin.
Muchas personas se quejan de insomnio, de la falta de apetito y principalmente de la ausencia en sus vidas de la tan divulgada felicidad, por regla general la causa de esos y de otros males es la falta de perdón.

Son los sentimientos del alma enferma, manifestándose en el cuerpo físico, en forma de patologías.
La persona que no perdona, se asemeja a los prisioneros que vemos en las películas norteamericanas cargando una bola de fierro en los pies. La diferencia, es que la bola es invisible, encontrándose atada a nuestro corazón.
Para que podamos vislumbrar un futuro de alegría, es importante que soltemos las bolas de fierro, rompiéndolas con la práctica del perdón.
Quien perdona dona, olvida se enriquece.
Si usted tiene una bola de amarguras pesando en su corazón, busque su felicidad practicando el perdón.

Perdonar es tener salud, perdonar es ser feliz.

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