quinta-feira, 10 de setembro de 2009

Amuletos - Tradução para o Espanhol Victor Hugo Torres (México)

“Los ojos que nunca lloraron, raramente aprenden a ver” – Meimei.

Debido a las elecciones que hacemos en nuestra vida, en muchas oportunidades tenemos las lágrimas como respuesta.
Incapaz de comprender que la vida es el resultado de sus propios actos, la criatura humana por regla general, busca un culpable por su desdicha.
Todo lo que sucede de malo en la vida del hombre es culpa de alguien.
Es preciso elegir un culpable, finalmente, hay personas, que se creen injustificadas por la vida.
Todo lo que resulta en lágrimas es culpa de alguien, los acontecimientos felices es puro merecimiento.
Cuando las cosas no van bien, se suele decir: “Hay alguien con envidia de mí” – o entonces – “Está todo amarrado en mi vida”.
Se percibe que para cada fracaso, existe un culpable electo.
Identificado el culpable por el sufrimiento, la criatura parte en búsqueda de solución.
Un amuleto protector, una vela para el chaman, una vela para el santo, baño de hierbas y etc... etc... Son tantos los cuidados con amuletos, que la persona sale a la calle pareciendo una tienda de R$ 1,99, de tantas baratijas colgadas aquí y allá.
El cuerpo parece un coche alegórico en tiempos de carnaval.
Si identificáramos un culpable para nuestro fracaso, ahora llenos de colgantes, estaremos preparados para el combate.
La fe en esas prácticas exteriores acaba auxiliando muchas personas, que terminan por vencer algunos obstáculos psicológicos creados por ellas mismas, sin embargo, los resultados positivos obtenidos son pasajeros.
Cuando surge una nueva dificultad, la persona se encontrará carente de respuestas, pues el efecto de esas prácticas es paliativo.
Sin que logre identificarse a sí mismo como el arquitecto de su propia vida, el hombre sufrirá por un buen tiempo las agruras promovidas por su ignorancia.
Buscar dentro de sí el culpable, en las actitudes equivocadas, en las elecciones infelices, permitirá una madurez espiritual más objetiva.
El hombre que tiene la conciencia de que en su vida, es él quien decide, gradualmente va tomando posesión de sí mismo, consecuentemente, deja de buscar culpables para sus limitaciones y falta de voluntad.
Si el uso de adornos fuera garantía de éxito y prosperidad, Bahía sería verdaderamente, el estado con la población más próspera de la federación.
Nuestra etapa evolutiva demuestra, que sólo aprendemos a ver, cuando las lágrimas mejoran nuestra visión, de lo que es verdaderamente la vida.

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